Gilbert Keith Chesteron, reproducido del relato "El lamentable fin de una gran reputación", contenido en el libro "El club de los negocios raros"
Chesterton participa en un acto celebrado en el Worcester College (mayo de 1931)
-Una bellísima persona. Sir Alfred Ignatius Fox. ¿No lo conoce usted? Es un hombre de una
sinceridad absoluta, un burgués que trabaja más que un gañán, un esteta, un estoico
y no sé cuántas cosas más. De todas formas, es un filósofo y un filántropo. Confieso
que tiene el ligero inconveniente de no estar en sus cabales, eso es
indiscutible. Tiene ese verdadero defecto que ha nacido del moderno culto al
progreso y a la novedad, y cree que todo cuanto sea nuevo y raro constituye
forzosamente un avance. Si fuera usted a decirle que se proponía comerse a su
abuela, estoy seguro de que lo aprobaría siempre y cuando basara su pretensión
en razones de higiene y utilidad pública, como por ejemplo, que eso es más
conveniente que la cremación. Mientras lo que uno haga constituya un progreso
importante, a él le da lo mismo que dicho progreso conduzca a las estrellas o
al infierno.
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