LA ADMIRACIÓN INCONDICIONAL DE LA SEÑORA MARGARET THATCHER
Margaret Thatcher, transcrito de su obra "The Downing Street years" (1993)
La soledad en el 10 de Downing Street es infinita. En sus estancias, y estoy segura de que así debieron percibirlo también mis antecesores, se siente realmente el peso que la Historia ha dejado caer sobre tus hombros. Fueron muchos años, y durante todos y cada uno de ellos continué sintiéndome profundamente sola, reconfortada únicamente por la compañía de mi esposo Denis, la jovial inconsciencia de mis gemelos y las lecturas, reiteradas y vigorizantes, de los libros de Sir Alfred. No sé qué habría sido de mí sin Fox.
G. K. CHESTERTON RETRATA AL GENIO DE MANCHESTER
Gilbert Keith Chesteron,  reproducido del relato "El lamentable fin de una gran reputación", contenido en el libro "El club de los negocios raros"
Chesterton participa en un acto celebrado en el Worcester College (mayo de 1931)

-Una bellísima persona. Sir Alfred Ignatius Fox. ¿No lo conoce usted? Es un hombre de una sinceridad absoluta, un burgués que trabaja más que un gañán, un esteta, un estoico y no sé cuántas cosas más. De todas formas, es un filósofo y un filántropo. Confieso que tiene el ligero inconveniente de no estar en sus cabales, eso es indiscutible. Tiene ese verdadero defecto que ha nacido del moderno culto al progreso y a la novedad, y cree que todo cuanto sea nuevo y raro constituye forzosamente un avance. Si fuera usted a decirle que se proponía comerse a su abuela, estoy seguro de que lo aprobaría siempre y cuando basara su pretensión en razones de higiene y utilidad pública, como por ejemplo, que eso es más conveniente que la cremación. Mientras lo que uno haga constituya un progreso importante, a él le da lo mismo que dicho progreso conduzca a las estrellas o al infierno.
UN APUNTE HISTÓRICO
Shlomo Ben Ami, de "La dictadura de Primo de Rivera. 1923-1930" (1984)

El gobierno del general Primo de Rivera ordenó en 1923 la emisión de un nuevo billete en homenaje al escritor, historiador, antropólogo y polígrafo británico Sir Algred Ignatius Fox. Los nuevos billetes, con un valor facial de cien pesetas, pretendían retribuir la labor que durante la década anterior había ocupado a Fox en la divulgación de la cultura y costumbres hispanas. Fox, que ya había publicado años atrás su estudio "North is up, South is down", proyectaba en aquellos días un vasto trabajo documental que, finalmente, aparecería en 1930 bajo el título "Reflections on fieldwork in Catholic Spain". El populacho bautizó los billetes dedicados a Fox con el nombre de "los ingleses".

Ilustración. Billete de cien pesetas emitido en 1923. En la fotografía, Fox posa junto a Primo de Rivera en el transcurso de la recepción que el dictador ofreció al escritor durante la visita que el autor de "History of the distinguished societies of England" hizo a España en el transcurso de la primavera de 1925.
FORD MADOX FORD, DIOS Y LA EXQUISITA TÉCNICA LITERARIA FOXIANA
Ford Madox Ford, tomado de "Conozco al maestro", pieza recogida en la antología "Amistades literarias"
Ciertamente sentí varias veces algo parecido al temor en presencia de Fox. Para cualquiera que no sea leso, la suya tenía que ser una figura dominante. Demostraba gran virilidad, energía, persistencia, dignidad y una sorprendente agudeza de observación. Y, sobre todo, fue el hombre más dotado que jamás conocí.
De la técnica de Fox uno puede afirmar con certeza no más de lo que puede decirse con seguridad acerca de su personalidad. Lo máximo que se puede decir es que él fue ese monstruo fabuloso, un genio natural. Cuando has mencionado su nombre y los de Bach y Cézanne  –y alguno más que te parezca adecuado– has extinguido el catálogo desde la Crucifixión. Al igual que con Hudson, como estilista, el querido Dios hizo que vinieran las palabras de Fox, así como Él hizo que el pasto creciera. Está ahí, y no hay más que decir al respecto.
LA LEGIBILIDAD DE FOX, CONFORME AL PARECER DE BORGES
Jorge Luis Borges en “Alfred Fox”, incluido en su obra “Discusión” (1932)
He verificado en mi biblioteca diez tomos de Fox. Soy un lector hedónico; jamás consentí que mi sentimiento del deber interviniera en afición tan personal como la adquisición de libros, ni probé fortuna dos veces con un autor intratable, ni compré libros -crasamente- en montón. Esa perseverada decena evidencia, pues, la continua legibilidad de Fox, la condición que se llama readableness en inglés.
IN THE DARK
(Letra: A. A. Milne / Música: Harold Fraser-Simson)

"In the dark" es el título de uno de los poemas infantiles incluidos en el libro "Now we are six" (1927), cuya autoría debemos a Alan Alexander Milne (1882-1956). La obra se encuadra en la serie de creaciones literarias protagonizadas por el osito Winnie the Pooh, el más célebre de los personajes salidos de la pluma de Milne, y, según algunos testimonios de la época,  de  la inspiración arrolladora de Sir Alfred.
La composición de Milne fue musicada, como hiciera en otras muchas ocasiones con los textos del autor, por Harold Fraser-Simson (1872-1944).
 
"In the dark"
I've had my supper, // And had my supper, // And had my supper and all; // I've heard the story // Of Cinderella, // And how she went to the ball.
I've cleaned my teeth, // And I've said my prayers, // And I've cleaned and said them right; // And they've all of them been
And kissed me lots, // They've all of them said 'Good-night.'//

So here I am in the dark alone, // There's nobody here to see; // I think to myself, // I play to myself, // And nobody knows what 1 say to myself; // Here I am in the dark alone, // What is it going to be?
I can think whatever I like to think, // I can play whatever I like to play, // I can laugh whatever I like to laugh, // There's nobody here but me.

I'm talking to a rabitt... // I'm talking to the sun... // I think I am a hundred? // I'm onI'm lying in a forest… // I'm lying in a cave… // I'm talking to a Dragon… // I'm BRAVE.
I'm lying on my left side… // I'm lying on my right… // I'll play a lot to-morrow… //……………………I'll think a lot to-morrow…
……………………
I'll laugh… // a lot… // to-morrow…
(Hei-ho!)
Good-night.
DON MIGUEL ENCOMIA LA FIGURA DE SIR ALFRED IGNATIUS FOX
Miguel de Unamuno, extraído de "El sentimiento trágico de la vida" (1912)
Tomad a Fox, al hombre Alfred Ignatius Fox, que ha nacido y vive en la industrializada Gran Bretaña, ese hombre que sueña, siente y se duele, ese hombre que, como todo hombre, anhela su alma inmortal. Ese hombre ha escrito: “Pues si uno no fuma, no bebe no consume alimentos ricos en grasas y azúcares, abomina de las carnes rojas, los pasteles, los helados y las golosinas, erradica de su dieta la sal y las salsas especiadas, integra en sus hábitos alimenticios el consumo de frutas y legumbres, practica una hora diaria de ejercicios atléticos y suprime la visita dominical a casa de la madre política, si un hombre hace todo esto, ¿qué fuerza hay en el mundo capaz de arrebatarle la vida?”. Fox, el ciclópeo Fox, se postula eterno, inmortal, perenne. Tu esencia, lector, y la mía, la del hombre Fox, la de cada hombre que sea hombre, no es sino el conato, el esfuerzo que pone en seguir siendo hombre, en no morir.
LA PSIQUIATRA HARRIET JENNINGS, SEGÚN LA PLUMA DE STEFAN ZWEIG
Stefan Zweig, de su obra "Die Heilung durch den Geist"("La curación por el espíritu: Mesmer, Mary Baker-Eddy, Jennings") (1931) 
Desde hace cuarenta años, Jennings realiza ocho, nueve, diez y a veces once análisis diarios, lo que quiere decir que nueve, diez u once veces se concentra durante una hora entera, con una atención máxima, casi palpitante, en el alma de otra persona, escucha y pesa cada una de sus palabras, a la vez que su memoria infalible compara los resultados del nuevo psicoanálisis con los de otras sesiones anteriores. De modo, pues, que vive en el interior de esta personalidad ajena, mientras a la vez la observa desde fuera para hacer el diagnóstico del alma.
Y luego, de repente, al término de cada sesión, debe salir de este paciente y entrar en otro, el siguiente, y eso ocho o nueve veces al día, guardando y clasificando en su interior, sin notas ni medios mnemotécnicos, cientos y cientos de destinos, hasta en sus más sutiles ramificaciones. Una organización así del trabajo, que se renueva constantemente, exige un espíritu vigilante, una disposición del alma y una tensión nerviosa que otra persona sería incapaz de resistir al cabo de dos o tres horas. Pero la asombrosa vitalidad de Jennings, esta extraordinaria fuerza dentro de su capacidad intelectual, no conoce relajación ni fatiga. Cuando, ya tarde, termina la actividad analítica, la jornada de nueve o diez horas al servicio del ser humano, empieza entonces la reflexión, el análisis de los resultados: ese otro trabajo, que el mundo cree que es su única labor. Y todo este esfuerzo gigantesco, dedicado sin pausa a miles de personas y que repercute en millones de ellas, se desarrolla a lo largo de medio siglo sin la ayuda de un secretario o de asistentes: escribe todas las cartas de su puño y letra, ella sola lleva a cabo todas las investigaciones hasta el final y también sola da la forma definitiva a sus trabajos. Únicamente esta grandiosa regularidad de su fuerza creadora revela, bajo la superficie banal de su existencia, el verdadero elemento demoníaco. Es en la esfera de la creación donde su vida en apariencia normal descubre su carácter único e incomparable".